La gran mayoría de las personas lava la ropa después de ponérsela, la arregla si tiene algún desperfecto o desgaste, e incluso la tira. Sin embargo, ¿cuántas veces bajamos la cabeza y miramos nuestros zapatos?

Todos hemos notado alguna vez una molestia en los pies al ponernos las zapatillas causada por un objeto extraño, como una piedra o un objeto pequeño clavado en la plantilla. Y en cuanto a los calcetines, a pesar del deterioro causado por el uso de años, a menudo seguimos utilizándolos.

¿Qué aspectos debemos tener en cuenta en el cuidado del calcetín?

Los calcetines desempeñan un papel crucial como barrera protectora entre la piel y la parte interna del calzado, ofreciendo protección tanto física como térmica. Un aspecto que debe tenerse en cuenta en su elección es la capacidad de transpiración, es decir, la medida en que permiten la evacuación del sudor, puesto que la acumulación de humedad puede facilitar la proliferación de hongos.

También es importante evitar los calcetines con costuras, ya que la presión ejercida por el calzado o el movimiento al andar puede generar fricción con la piel, ocasionando heridas o rozaduras. Además, en el caso de personas con diabetes, se recomienda optar por calcetines de color blanco o tonos claros, ya que esto facilita la detección visual de posibles rastros de sangre o supuración de heridas.

Antes de utilizar cualquier calcetín, es esencial llevar a cabo una revisión previa para la seguridad del pie. Ésta se debe realizar palpando el mismo para comprobar la ausencia de elementos punzantes y garantizar que no existan áreas desgastadas o roturas, particularmente en la zona de los dedos, la cual coincide con las uñas.

¿Y qué pasa con los zapatos?

Una vez hayamos colocado el calcetín, es importante revisar el calzado. Se recomienda realizar siempre esta revisión en el mismo orden: primero un zapato, y luego, el contrario, con el propósito de identificar posibles áreas desgastadas, roturas, presencia de objetos punzantes como pelos, costuras defectuosas o cualquier elemento que pueda afectar el confort y causar molestias.

A continuación, detallamos una serie de consideraciones que se deberían tener en cuenta en la revisión del calzado, tomando el zapato derecho como punto de partida:

1. Sacar la plantilla del interior del zapato, tocándola y mirándola observar que no tiene ningún objeto clavado. En caso de que no se pueda sacar la plantilla, se debe introducir la mano en el calzado.

   
   

2. Sin colocar la plantilla aún dentro del calzado, meter la mano en el interior del zapato y palpar buscando zonas dañadas o elementos punzantes. La exploración debe comenzar por los laterales, siguiendo con la parte superior, donde se encuentra el empeine y los dedos, y por último, la parte inferior, donde se apoya la plantilla. Una vez hecho, seguimos los mismos pasos, pero esta vez con el corte, es decir, la parte superior del calzado, también de manera visual.

   
   

3. Para terminar el proceso, insertamos la plantilla en el interior del calzado, asegurándonos de que no se hayan formado arrugas. Posteriormente, examinamos la suela, la cual está en contacto directo con el suelo. Aquí comprobaremos la ausencia de objetos punzantes, como clavos, y evaluaremos el estado de desgaste o posibles roturas en los dibujos de la suela.

   
   

4. Una vez finalizada la revisión del zapato derecho, repetiremos el mismo procedimiento con el izquierdo.

Estos sencillos pasos no conllevan más de dos minutos, y permiten ganar seguridad y confort al usuario. A ellos debemos sumar, la ventilación del calzado para evitar la acumulación de sudor y su limpieza, según las indicaciones proporcionadas por el fabricante para mantener su calidad y durabilidad.

¿Cuándo es el momento adecuado para tirar unos zapatos?

La decisión de desechar un calzado puede ser difícil, especialmente cuando ha sido cómodo y funcional. En este sentido, el hecho de que el calzado incluyese fechas de caducidad podría facilitar esta elección. Actualmente puede resultar útil reconocer señales que indiquen la necesidad de retirar el calzado, como el desgaste visible, deformidades, incomodidades o cambios notables en las propiedades del material. En el caso de las personas que padecen diabetes, es de especial relevancia estar atento a estas señales, lo cual facilitará la retirada del calzado para mantener la salud y comodidad de sus pies.

Algunas de las señales que deberán tener en cuenta son:

• Identificar la pérdida de amortiguación. La sustitución de la plantilla interna puede ser útil en algunos casos, pero llegado el momento, la suela también sufre el desgaste y pierde esta propiedad.

  
  

• Distinguir desgastes o deformaciones. Para tal fin, se debe apoyar el zapato en una superficie plana y examinar la suela en busca de desgastes o deformaciones. En caso de ser así, se debe retirar, puesto que puede perjudicar la pisada.

  
  

• Observar los desgastes en la parte interna del calzado, como pueden ser roturas en el forro interno, sobre todo en zona del talón, y en el primer dedo del pie.

  
  

• Examinar los desgastes en la suela del calzado. La suela suele tener unos dibujos o formas, que, en caso de estar excesivamente desgastados, pueden afectar a la tracción, y por tanto, a la seguridad del usuario.

  
  

En definitiva, el cuidado adecuado de los pies es esencial para mantener la salud en las personas que padecen diabetes. La adopción de estos consejos, relacionados con el calzado y sus componentes, como parte de una rutina diaria contribuirá a la prevención de problemas en los pies, promoviendo así una mejor calidad de vida y bienestar general.