El número de personas que padecen diabetes es cada vez más elevado y, según las estadísticas de la Federación Internacional de Diabetes (IDF), parece que esta tendencia no va a mejorar en los próximos años. Esta enfermedad, en sus diferentes grados o estadios, tiene una repercusión diferente en cada paciente, por lo que la respuesta a nivel clínico que el paciente y el entorno sanitario debe de realizar deberá ir en sintonía.
Al igual que la ropa, el calzado, además de proteger del medio físico como el clima, también protege nuestros pies de las diferentes superficies que pisamos. Asimismo, el calzado tiene el condicionante de que, si no se elige correctamente, puede causar heridas que deriven en complicaciones serias.
La responsabilidad del calzado en relación con la salud y el confort del usuario, es mucho más importante que en cualquier otro complemento que esté en contacto directo con el cuerpo, como prendas de vestir, cinturones, sombreros, guantes, etc. Esto se debe a que el calzado está en la base de nuestro aparato locomotor, elemento fundamental para poder llevar a cabo las actividades de la vida cotidiana de cualquier individuo. Por tanto, podemos afirmar que el calzado condiciona nuestra calidad de vida.
¿Qué tipo de calzado deberían utilizar las personas que padecen diabetes?
En el caso del colectivo diabético, caer en la homogeneización de los pacientes es un grave error. Dependiendo del grado de severidad de las complicaciones que sufran en los pies, será necesaria una mayor o menor personalización del calzado.
En los grados más leves, se recomienda el uso de calzado “personalizable”, es decir, aquel que admita en su diseño estructural una adaptación, de manera sencilla, a las necesidades específicas del usuario. Una adaptación en la que se incorporan accesorios personalizados, como plantillas, sin que ello repercuta en las propiedades del calzado. Sin embargo, conforme aumenta el grado de la complicación, se deberán realizar cambios en el calzado hasta llegar al calzado personalizado, el cual es producido exprofeso para un paciente concreto.
Para evitar la necesidad de utilizar calzado personalizado, en este artículo recogemos algunos consejos que ayudarán a las personas que padecen diabetes a mejorar su relación con el calzado.
Además de la humedad (sudoración) y de la temperatura (frío y calor), que afectan directamente al confort térmico, existen dos situaciones que se deben tener en cuenta a la hora de escoger calzado:
El movimiento excesivo entre el pie y el zapato. Los movimientos del pie dentro del calzado, sobre todo longitudinales, pueden provocar lesiones por microimpactos o por abrasión, debido al roce del pie con la parte superior del zapato o la plantilla.
Las sobrepresiones, especialmente en las partes más sensibles de los pies. Por lo general, las zonas más débiles del pie son los metatarsos y los dedos, sin embargo, las personas que padecen diabetes deberán prestar especial atención a todo el volumen del pie.
Por desgracia, estas situaciones son antagónicas y se debe intentar alcanzar el mejor equilibrio entre ambas: el pie deberá quedar sujeto para que no haya movimiento en el interior del calzado, y al mismo tiempo, esta sujeción no deberá suponer un aumento de la presión causada por la reducción del volumen interno del calzado.
En este contexto, aportamos una serie de recomendaciones que deberán considerarse a la hora de comprar calzado. Unas pautas de comportamiento para encontrar ese equilibrio entre sujeción y presión:
De entrada, durante el primer calce en estático, deberemos comprobar que el calzado no nos provoca roces o sobrepresiones.
Una vez empezamos a dar unos cuantos pasos, deberemos comprobar que se cumple la misma percepción anterior respecto a los roces y las sobrepresiones.
En nuestra elección deberemos priorizar los modelos de calzado que incluyan algún tipo de regulación del empeine, como cordoneras, velcros o elásticos efectivos. A continuación, deberemos regularnos el empeine, equilibrando así sujeción y presión.
Si la regulación del empeine no es suficiente o necesitamos algún complemento, deberemos recurrir a plantillas extraíbles con distintos grosores, hasta dar con el que más se adecúe a nuestras necesidades.
Todas estas medidas descritas ayudarán al paciente a realizar una elección consciente de su calzado, evitando así rozaduras y heridas que, en el peor de los casos, derivan en úlceras diabéticas o complicaciones severas. Problemas graves que conducen a la necesidad del uso de calzado a medida, con los elevados costes que éste conlleva.
En este sentido, cabe destacar la importancia de concienciar al paciente sobre el papel del calzado como herramienta de prevención. Por ello, se debería apostar por programas formativos o campañas que faciliten al paciente toda la información necesaria para poder elegir adecuadamente su calzado. Aquí es donde intervienen centros tecnológicos, como INESCOP, los cuales con iniciativas europeas, nacionales o regionales, como el proyecto Red iDiaFOOT, tratan de ofrecer al colectivo diabético soluciones que contribuyan a mejorar la salud de sus pies.
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